Habían transcurrido poco más de cinco meses desde nuestra última ruteada, y queríamos inaugurar el 2017 con un recorrido especial. No obstante, estábamos algo limitados de tiempo, por lo que tendría que ser una ruta corta, esas que se hacen un fin de semana cualquiera. El puente inca de Huarautambo en Yanahuanca, Pasco era algo que había estado en nuestra lista durante mucho tiempo, así que la decisión estaba tomada. Max sería nuevamente nuestro compañero de ruta en esta ocasión.
Hay varias maneras de llegar hasta allá. La ruta “oficial” desde Lima parte por el este (Carretera Central) hasta Cerro de Pasco y desde ahí inicia otro camino que te lleva finalmente Yanahuanca. Esta ruta es totalmente asfaltada, haciendo muy sencillo el acceso para casi cualquier automóvil.
No obstante, queríamos evitar ir por la Carretera Central, por varias razones: ya la hemos recorrido varias veces, dependiendo de la hora puedes encontrar mucho tráfico, atraviesas muchos centros poblados (más tráfico), debes subir a más de 4800 (Ticlio) y sobre todo no la encontramos muy interesante de recorrer pues viajar por esta vía siempre nos ha resultado monótono.
En cambio, nuestra elección fue salir por el norte hasta el óvalo Río Seco y de ahí tomar la ruta Río Seco – Sayán – Churín – Oyón – Ucchuchacua – Yanahuanca. Por esta ruta, el recorrido es unos 70 a 80 km más corto, pero el asfalto llega sólo hasta Oyón. Desde ahí el camino es afirmado en su totalidad hasta Yanahuanca.
Día 1: Yanuahuanca, Huarautambo y Yarushpampa
Partimos temprano (5am) la mañana del domingo 30 de abril. A esa hora la Panamericana Norte es muy fluida y rápidamente llegamos a Chancay, tras pasar por las densas neblinas a la altura del Pasamayo. El tramo entre Río Seco y Sayán quedó bastante dañado luego de los huaycos de marzo pasado. La pista está destruida por tramos en ambos lados. Se debe ir con mucha precaución si no se quiere acabar en un hoyo. Una parte de esta carretera luce completamente destruida. Ahora es nuevamente un camino de tierra, como lo fuera hace unos años.
Pasando Sayán la situación mejoró bastante. Si bien había varios derrumbes en la carretera y la pista estaba rota en algunas partes, el daño percibido era menor comparado con los tramos iniciales.
Llegamos a Oyón a las 9:40 de la mañana. Hicimos nuestra primera parada para estirar un poco las piernas y comer algunos sandwichs, cortesía de Max. Quince minutos más tarde continuamos nuestro recorrido. A partir de aquí iniciaba el camino afirmado. Bajamos la presión de las llantas un poco para amortiguar mejor los baches y cuidarnos de algún eventual pinchazo.
Unos kilómetros más allá hicimos una nueva parada para conocer y tomarnos algunas fotos en la laguna Patón.
El camino empezó a subir rápidamente hasta el abra Ucchuchacua (4737 msnm), punto más alto de nuestra ruta y límite natural entre Lima y Pasco.
Aunque en este punto nos quedaban apenas 48 km hasta Yanahuanca, tardamos poco más de dos horas en recorrerlo. El camino en varios tramos estaba bastante dañado. Las lluvias aún no terminaban de irse y los vehículos pesados que circulan por el lugar dejan grandes hoyos en la vía formando piscinas de barro y agua. Por momentos no podíamos circular a más de 10-15 km/h.
No obstante, el castigo del camino venía con su recompensa. A medida que descendíamos, el paisaje se ponía más y más bonito. Los cerros estaban cubiertos de verde y los ríos cargados de agua. Sin duda otoño es la mejor época para visitar la sierra.
Cerca de la 1pm habíamos llegamos finalmente a Yanahuanca. Ni bien pisamos la plaza central, el cielo se cubrió de nubes y arrancó la lluvia con todo. Reconozco que me frustré en ese momento. Yo quería usar el resto de la tarde para ir a conocer Huarautambo pero, con la lluvia encima y el cielo tapado, empezaba a ver lejana la posibilidad de obtener una buena foto de ese lugar.
Pero nada, ya estábamos ahí así que el primer paso fue encontrar alojamiento. Elegimos el hotel Rocca’s ubicado cerca a la plaza. El costo de alojamiento fue 40 soles cada habitación con TV y agua caliente. De ahí nos fuimos a almorzar a un local de la plaza. No era muy rico, ni muy barato, pero al menos ayudó a calmar el hambre. Mientras comíamos la lluvia paró, y el cielo se abrió por completo a un color celeste intenso. El sol radiante iluminaba los cerros aledaños plagados de árboles. Cuando ya habíamos perdido la esperanza, la naturaleza se puso de nuestro lado. Terminamos rápidamente de comer, fuimos al hotel a asearnos. Acto seguido, partimos a Huarautambo que se hallaba a pocos kilómetros de ahí.
Una vez en el lugar, lo primero que llama la atención es, sin duda, su puente inca. Este puente está construido completamente de piedra y posee diecisiete ventanas en forma trapezoidal por las que discurre el río Huarautambo. Nos quedamos sacando varias fotos a esta maravilla de ingeniería incaica.
El puente es usado como camino peatonal que conecta el centro poblado de Huarautambo con su vecino Astobamba. Yendo por éste último, fuimos a conocer los restos arqueológicos de Yarush Pampa. Se cuenta que en este lugar existió un asentamiento del Reino de los Yaro, que en su momento abarcó gran parte del lado occidental del departamento de Pasco y que fueron conquistados por los incas durante el gobierno de Pachacútec. Se cree que este lugar fue arrasado por un aluvión, puesto que sus construcciones se encuentran la mayoría semi enterradas.
Otros atractivos de Huarautambo son el Baño Inca, y los llamados casa del Inca (Incawasi) y de su Colla (Warmiwasi). No obstante, estos últimos no los pudimos visitar. La puerta de ingreso al lugar estaba cerrada con candado. Preguntando a varias personas de la zona, nos dijeron que la persona encargada de guardar la llave había salido del pueblo. Sí, por increíble que suene, la posibilidad de que algún turista pueda ver estos atractivos, recae en una sola persona. Fuimos a una caseta junto al puente que tenía un cartel que decía “información turística” o algo así, pero no había nadie tampoco.
Un jalón de orejas para los pobladores del lugar. En un fin de semana largo, es de esperar que lleguen turistas a conocer su lindo pueblo. Es realmente inaceptable que nadie pueda darte acceso o brindarte información. ¡Tenemos que mejorar eso!
Regresamos a Yanahuanca poco más de las 6pm a asearnos un poco y descansar. Cerca de las 9pm Max salió por comida y a conocer un poco el lugar. Por mi lado, yo me quedé bien abrigado en cama hasta la mañana siguiente.
Día 2: Ichugán, Cerro de Pasco, Pari y Huayllay
El segundo día, salimos 7am a desayunar al mercado que está en la plaza. Un potente desayuno con jugos de fruta y panes con queso y palta, todo muy rico y por sólo seis soles.
Cargamos las cosas en las camionetas y partimos rumbo a las ruinas de Ichugan, nuestra primera parada del día. Para llegar hasta ahí tomamos la carretera que une Yanahuanca con Cerro de Pasco y a unos pocos kilómetros arribamos al centro poblado de Chipipata. Terminando este pueblo en el camino hay una vuelta en U pronunciada hacia la izquierda. En plena curva se encuentra el ingreso al sitio arqueológico. Dejamos las camionetas estacionadas en un abierto a pocos metros e iniciamos una breve caminata de unos 10 minutos para alcanzar las ruinas. El ingreso es libre.
Los restos arqueológicos, que están ubicados sobre la cima del cerro, muestran un excelente estado de conservación. Este sitio habría formado también parte del reino de los Yaro.
Una vez arriba, se tiene una vista panorámica espectacular de los alrededores. Se puede ver el camino por el que vinimos desde Oyón el día anterior. Del mismo modo, el poblado de Huarautambo, el centro de Yanahuanca y el recorrido del río Chaupihuaranga, el más importante de la zona. Estuvimos en el lugar cerca de una hora tomando fotos y admirando el paisaje.
Continuamos nuestro camino rumbo a Cerro de Pasco y unos kilómetros más adelante, al lado izquierdo de la carretera, divisamos un puente que nos llamó la atención y no dudamos en parar para explorar. Pronto recordamos que este puente había aparecido en el capítulo sobre Yanahuanca del programa de TV Reportaje al Perú, que conduce Manolo del Castillo.
Es conocido como “Puente Quichque” y en la parte superior lleva grabado el año 1943. Por debajo de él transcurre un tramo del Qhapac Ñan o Gran Camino Inca. Se trata de una serie de caminos que los antiguos peruanos usaron para interconectar sus ciudades. Algo así como una versión anterior a lo que hoy conocemos como la Panamericana.
Desde este punto, siguiendo el camino en dirección norte, se llega primero al cercano poblado de Palca y más adelante conectará con Huarautambo, Huánuco Pampa (en Huánuco), Conchucos (en Ancash), Marcahuamachuco (en La Libertad) y continúa por el norte hasta Ecuador. En dirección sur, el camino conectaría con Pumpu (Pasco), Tarmatambo y Hatun Xauxa (en Junín), Vilcashuamán (en Ayacucho) y, eventualmente, con el Cusco.
Luego de las fotos de rigor seguimos nuestro camino. El recorrido hasta Cerro de Pasco transcurre a través de un campo o pampa inmensa, popularmente conocida como la Meseta del Bombón. Paisajes increíbles nos acompañan a ambos lados de la carretera. En algunos puntos es posible, incluso, divisar los nevados de las cordilleras de la Viuda y Huayhuash.
Llegamos a Cerro de Pasco cerca de las 11:30am. Aquí hicimos una parada muy breve sólo para llenar el tanque de combustible y ya no recargar hasta Lima. Salimos de Cerro, siempre con rumbo sur hasta el desvío que lleva a Huayllay, por la derecha. Ingresamos a ese desvío y unos kilómetros más adelante tomamos un nuevo desvío, esta vez a la izquierda, hacia el centro poblado de Vicco (el camino por la derecha continuaba directo hasta Huayllay).
Desde el pueblo de Vicco parte un camino afirmado, que va paralelo a la cara norte del Lago Chinchaycocha (el segundo lago más grande de Perú, después del Titicaca). Unos diez kilómetros más adelante, habíamos llegado al puente Upamayo. Este puente marca el fin del Lago Chinchaycocha y el inicio del río Mantaro, el mismo que más adelante formará el valle del mismo nombre regando las ciudades de Jauja, Concepción y Huancayo.
Tras cruzar el puente el camino se divide en dos. Hacia la izquierda, se va al sur por la margen occidental del Lago, hacia los pueblos de San Pedro de Parí, Ondores y eventualmente a Junín. Por la derecha, el camino sigue hacia la represa de Upamayo y a los restos arqueológicos de Pumpu.
Nosotros tomamos el camino de la izquierda para conocer el pueblo de San Pedro de Pari y su bella iglesia “flotante” de más de 500 años. Apenas unos 7 kilómetros más adelante y habíamos llegado. Esperábamos encontrar un lugar bonito, pero sinceramente superó por mucho nuestras expectativas. Si debo ponerlo en una sola palabra, el lugar es simplemente hermoso.
La iglesia de San Pedro de Pari se encuentra construida casi sobre el mismo lago. En épocas de crecida del Chinchaycocha, se ve rodeada de agua casi por completo. Si a eso sumamos la gran belleza del lago, la fauna existente y la tranquilidad que se respira en el lugar, este sitio parece realmente sacado de un cuento. Es, sin duda, uno de los lugares más bonitos que hemos conocido desde que empezamos a rutear por el Perú.
Nos quedamos un buen rato sacando fotos, caminando por los alrededores y conversando con algunas personas de la zona. Dado que era cerca de la 1:30 pm, aprovechamos también para almorzar unos sandwichs, nuevamente cortesía de Max.
Salimos de Pari y retornamos por donde vinimos, de vuelta al puente Upamayo. Desde ahí seguiríamos el otro camino, el que lleva a la represa. Por ser feriado no pudimos visitarla, así que optamos por ir directo al bosque de piedras de Huayllay. Para llegar allá teníamos dos alternativas. La primera era regresar esos siete kilómetros hasta el pueblo de Vicco. De ahí retomar la carretera a Huayllay y recorrer otros 15km hasta el bosque, ya por vía asfaltada. La segunda, era atravesar la pampa que teníamos frente nuestro y salir a la carretera, muy cerca del ingreso al bosque. Esto implicaba recorrer unos seis kilómetros de trocha . Optamos por la segunda y luego de 20 minutos ya estábamos ahí. Aquí un vídeo de lo que fue este tramo:
Una vez en el bosque de piedras, por lo limitado del tiempo que nos quedaba (era cerca de las 2:30pm), optamos por caminar sólo unos cuantos metros para capturar algunas imágenes. La visita a este sitio requiere al menos de un fin de semana entero para conocerlo y disfrutarlo como se merece. Ya programaremos otra salida para ello.
Tras unas cuantas fotos emprendimos el retorno a casa alrededor de las 3pm. Queríamos evitar a toda costa que nos agarre la noche antes de llegar Canta, puesto que no sabíamos que podríamos encontrar en el camino, especialmente luego de ver como estaba el trayecto de Ucchuchacua a Yanahuanca el día anterior.
En Huayllay nos recomendaron regresar por Huaral y no por Canta. Según nos dijeron la ruta por Canta no estaba buena. Nosotros nos habíamos hecho la idea de regresar por Canta para entrar directamente a Lima y no tener que tomar todo el trayecto por Chancay y Pasamayo. Finalmente decidimos hacer caso omiso a la recomendación y continuamos con nuestro plan inicial.
Más tarde nos daríamos cuenta que, posiblemente, la decisión no fue la más acertada. Entre Huayllay y La Viuda, varios tramos estaban en pésimas condiciones, mucho peor de lo que habíamos pasado el día anterior. El camino era una seguidilla de derrumbes y las piscinas de agua y barro venían una tras otra. En dos oportunidades tuvimos que bajar de las camionetas a revisar el camino a pie, pues las condiciones eran tales que había un alto riesgo de quedarnos atollados. Sumado a esto estaba la casi inexistente señalización, tanto así que en una ocasión nos salimos de la ruta, tomamos un desvío de forma errónea y tuvimos que dar vuelta en U para regresar al camino original.
El GPS en situaciones como esta es básico, pero lo es más el sentido de orientación. Si vas rumbo a la cordillera y te das cuenta que el camino te aleja de ella en vez de acercarte, es porque algo no anda bien. Mejor parar y revisar nuevamente. Otro punto básico es preguntar, y hacerlo varias veces. Por la fecha, había pocas personas transitando por ahí, pero esas pocas nos dieron la información que necesitábamos.
Pero no todo era feo. Muchas lagunas aparecían a uno y otro lado del camino, formando paisajes muy bonitos.
Llegamos a Canta, aún con luz del día, a las 5:45pm. Hicimos una parada para comer algo ya que un sandwich en todo el día no era suficiente. Media hora después continuamos nuestro camino a Lima.
Si bien el trayecto desde Canta es asfaltado, la pista estaba en malas condiciones. La gran cantidad de derrumbes provocados por las recientes lluvias había llenado la carretera de piedras enormes a ambos lados de la vía. Varias de ellas se hallaban en puntos ciegos (a la salida de curvas cerradas). Tuvimos que ir con mucha más precaución de la normal especialmente porque en este trayecto desde Canta había bastante tráfico.
La cereza en el pastel la pusieron los irresponsables, que nunca faltan. Esos que adelantan en zonas ciegas y quieren pasar como sea. Que corren innecesariamente poniendo en riego no sólo a ellos sino a todos los que estamos circulando por ahí. Mención honrosa se la llevan los descriteriados (por no usar otro adjetivo) que vienen en sentido contrario con las luces altas. Su imprudente acción imposibilita ver lo que tenemos delante de nosotros.
En fin, recorrer el Perú por carretera es una experiencia sin igual, pero debemos ser conscientes de que conlleva sus riesgos. Está en nosotros reducir esos riesgos a su mínima expresión manejando con cautela, siempre a la defensiva y respetando las señales y las buenas prácticas de manejo (¡como bajar tus luces cuando vienen autos en contra!).
Para terminar les dejo, como de costumbre, el mapa de la ruta que seguimos en esta oportunidad así como la ubicación de todos los puntos que menciono en este post.
¡Hasta la próxima ruteada!
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