En esta oportunidad visitamos el Callejón de Conchucos, región geográfica comprendida por todos los valles y centros poblados ubicados al este de la Cordillera Blanca, en Ancash.
Luego de una larga pausa debido a la pandemia, Max y yo nos reunimos nuevamente para hacer lo que más nos gusta: rutear. Tras un ping-pong de ideas, optamos por visitar esta linda zona en Ancash. Armamos la ruta, definimos los puntos de interés y fijamos el fin de semana largo del 30 de agosto para hacer este viaje.
Día 1: De Lima a Huari
Como es usual en todas nuestras salidas, partimos bien temprano, 3:30am, con el fin de aprovechar al máximo el primer día. Enrumbamos hacia el norte por la vía Panamericana y, a la altura de Paramonga, tomamos el desvío hacia la carretera que va a Huaraz. El ascenso por esta vía fue relativamente rápido, gracias a que no tuvimos mucho tráfico.
Hacia las 9:30am habíamos llegado a nuestro primer punto de interés: la laguna Conococha (4000 msnm). En sus aguas nace el río Santa, que bañará los poblados del Callejón de Huaylas antes de formar el Cañón del Pato para bajar luego hacia la costa y verter sus aguas al Océano Pacífico a la altura del poblado de Santa, al norte de Chimbote.
Paramos unos minutos a tomar algunas fotografías de la laguna, y de la naciente del río, que estaba adornada por el hermoso nevado Caullaraju en el fondo.
Luego de fotear por casi una hora, continuamos hacia el norte, hasta el poblado de Catac. Desde ahí inicia la carretera que va a Chavín de Huántar, punto de partida a la zona de los Conchucos.
Continuamos por dicha vía y 21 kilómetros más adelante nos encontramos con la laguna Querococha, un clásico en el circuito turístico del Callejón de Huaylas. Aquellas personas que alguna vez han visitado el sitio arqueológico de Chavín, seguramente se han detenido a contemplar esta hermosa laguna que está ubicada justo al lado de pista.
Como no podía ser de otro modo paramos por las fotos respectivas.
En este punto debo confesar que la altura comenzó a afectarnos un poco. Si bien es cierto que nos habíamos preparado para la subida (mate de coca, pastillas para altura), la falta de ritmo se hizo notar. En el lugar estuvimos alrededor de 45 minutos.
Seguimos con nuestro camino y, cerca de la 1pm, atravesamos el túnel Kahuish, punto más alto de la ruta (4516 msnm), y empezamos el descenso hacia el poblado de Chavín de Huántar y el Callejón de Conchucos.
Una vez ahí, almorzamos en el restaurante del hotel “Minas Cocha”. Aunque nos pareció algo caro, nos atendieron rápido y la comida estuvo rica y bien servida.
Eran casi las 4pm y, luego de conversar al respecto, decidimos no visitar el sitio arqueológico de Chavín (ambos ya lo habíamos visitado en épocas no muy lejanas). En su lugar, optamos por seguir directo hasta Huari. El viaje (incluidas las paradas), se nos había hecho bastante largo y ya queríamos descansar un poco.
Pocos kilómetros hacia el norte se encuentra el centro poblado de San Marcos. Aquí perdimos un poco de tiempo en unas cuantas situaciones anecdóticas. Primero estuvimos bloqueados algunos minutos por maquinaria pesada que estaba limpiando la vía. Más adelante un par de choferes estaban teniendo un altercado y yéndose a las manos, quien sabe por qué y bloqueando nuevamente el camino en ambos sentidos. Finalmente, ya dentro de San Marcos tuvimos que esperar a que un camión que estaba bloqueando la salida se retirara. En este centro poblado las calles son estrechas y permiten el paso de un solo carro. Si alguien deja “estacionado” su vehículo en la calle, nadie más puede pasar. San Marcos es un pueblo pequeño, pero con mucha actividad comercial y un tanto desordenado.
Cerca de las 6pm habíamos llegado a Huari. Nos alojamos en un hostal ubicado en el parque principal. El cansancio era tal que ya no salimos a comer en la noche y preferimos descansar bien para el día siguiente.
Día 2: De Huari a Chacas
Iniciamos el día a las 7am y, luego de un breve desayuno, partimos, siempre con rumbo norte.
Un poco más allá nos encontramos con el poblado de Acopalca. En este lugar se ubican los desvíos a los dos de los mayores atractivos del Callejón de Conchucos: La catarata María Jiray y la laguna de Purhuay.
El acceso a María Jiray se encuentra poco después de pasar la plaza de Acopalca y cruzar el puente. Está bien señalizado así que es fácil de ubicar. En auto se avanza por alrededor de un kilómetro y medio hasta llegar a la hidroeléctrica. Ahí dejamos el carro y seguimos por otro kilómetro más a pie.
El ascenso hacia la catarata va paralelo al río y tiene carteles informativos en todo su recorrido. Se cruzan algunos puentes que dan la oportunidad de sacar unas buenas fotos.
Luego de unos 30 minutos llegamos a la catarata. El sendero no te lleva a la base, sino a un paraje elevado, justo frente a ella. En el lugar han instalado un puente colgante que, aunque no conduce a ningún lado (el otro lado termina en una roca del cerro), te permite sacarte bonitas fotos con la catarata detrás.
Luego de las fotos de rigor, retornamos hasta la hidroeléctrica para continuar el viaje en auto hasta nuestro siguiente punto: la laguna Purhuay.
Ya de bajada en Acopalca, el acceso hacia la laguna está muy cerca de ahí, poco antes de la salida del pueblo. Desde el desvío son alrededor de 4 kilómetros en auto hasta la laguna. En la parte baja de este camino hay varios centros campestres y restaurantes donde se puede disfrutar las ricas truchas.
El trayecto por momento tiene pendientes pronunciadas, pero el afirmado está en buen estado, por lo que no tuvimos mayor problema. Unos 20 minutos después ya estábamos ahí. La laguna se empieza a ver desde algunos cientos de metros antes de llegar al sitio donde estacionamos.
El estacionamiento está justo al lado de la laguna. Ya desde ahí, sin caminar nada, la vista es impresionante. La laguna es de un color azul oscuro y la vegetación que la rodea le da un toque muy especial. Se respiraba un aire de tranquilidad en el lugar (aunque no nos duró mucho, más abajo les explico el porqué).
Junto a la laguna hay un restaurante, zona para comida, servicios higiénicos (que tienen un detalle que ya les comento en breve), y hasta un área donde puedes acampar si así lo deseas. Hay, también, un pequeño muelle donde puedes rentar un paseo en bote.
Desde ahí parten dos senderos que bordean parte de laguna. Tomamos el de la derecha, que te lleva a una zona elevada para apreciar mejor la laguna. En el camino encuentras zonas acondicionadas como miradores con asientos para descansar. También cruzas un pequeño puente muy cerca del punto donde la laguna desagua hacia el río Purhuay. Todo el sitio es muy bonito y hay muchos parajes que se prestan para hacer lindas fotos.
Estuvimos cerca de una hora y media conociendo el lugar y foteando como locos. Al regresar hacia la zona del restaurante vimos como el panorama cambió, y la tranquilidad inicial había desaparecido. Un nutrido grupo de moteros habían llegado y se habían instalado en la zona de camping y del restaurante. Eran cuando menos 40 personas. Todos ellos formaban parte de una de esas expediciones que recorren los alrededores de la cordillera blanca, y coincidimos con ellos en la visita a la laguna.
Almorzamos ahí nuestro chicharrón de trucha y nos alistamos para partir. Antes de irnos (y siento que debo comentar esto, pues me pareció curioso) visitamos los servicios higiénicos, que se encuentran subiendo una pequeña loma. Desde ahí se tiene una vista muy bonita de la laguna. Probablemente sean los baños con la vista más privilegiada que hayamos visitado.
Ya de bajada, una vez más en Acopalca, continuamos nuestro trayecto, siempre rumbo norte por la carretera que lleva a San Luis. Nuestro próximo punto era la laguna Reparín.
Poco antes de llegar al poblado de Colcas, tomamos un desvío hacia la derecha que conduce, primero al poblado de Cayas, y luego a la laguna.
Para nuestra mala suerte, el camino se encontraba inhabilitado al ingreso a Cayas. Arreglos en la plaza del pueblo nos impidieron continuar en auto, por lo que tuvimos que dar la media vuelta y seguir directo a San Luis.
Pensando, ya en retrospectiva, pudimos quizás haber seguido el resto del trayecto a pie (quedaban apenas unos 4km) o quizás pedir una movilidad del otro lado. Sin embargo, nuestro viaje era corto en tiempos y el itinerario no daba demasiada holgura para hacer muchos cambios. Lo dejamos para una próxima.
El tramo hacia San Luis fue sin duda el más lindo de todos. Es de esos que disfrutas cada metro avanzado al máximo. Para empezar el afirmado estaba excelente. El ancho era el adecuado para avanzar sin mayores riesgos. Todo el recorrido estuvo adornado de muchos árboles, cielo despejado, vistas impresionantes, animales por todos lados y pueblitos pintorescos. Una joya. Imposible no disfrutarlo.
Fuimos subiendo paulatinamente hasta superar los 4000msnm. En el punto más alto se abrió ante nosotros una vista muy bonita de la laguna Huachococha. Nos detuvimos a sacar unas fotos. Sentimos una atracción especial por esta laguna, quizás por las condiciones del momento: Las nubes cubrían el cielo, pero dejaban pasar los rayos del sol que caían sobre el espejo de agua mientras que el viento movía los campos de ichu de los alrededores. Era un espectáculo muy bonito al cual le dedicamos un buen rato.
Alrededor de las 5:40pm habíamos llegado a la plaza mayor de San Luis. Lo primero que salta a la vista es su enorme y bella iglesia, ícono principal de esta ciudad del centro de Ancash. La plaza está muy bien cuidada y ornamentada, excusa perfecta para seguir con más fotos.
Buscamos un lugar donde comer, pero, quizás por ser domingo, encontramos todo cerrado. No le dimos muchas vueltas y decidimos seguir directo hasta Chacas, a donde llegamos cerca de las 7pm.
El poblado de Chacas está ubicado a poco más de 3,000msnm. Es la capital del distrito homónimo y de la provincia ancashina de Asunción. Llegando al pueblo lo primero que salta a la vista son las construcciones alrededor de la plaza, todas siguiendo un mismo patrón, con paredes blancas tejados rojos y balcones de madera.
El paisaje es ampliamente dominado por el santuario “Nuestra Señora de la Asunción”. Este templo se terminó de construir en la década de los 90 por voluntarios de la Operación Mato Grosso, una organización fundada por el padre italiano Ugo de Censi, miembro de la congregación salesiana y quien también fuese el párroco de Chacas desde 1976 hasta su fallecimiento en 2018. El templo se levantó sobre los restos de la anterior iglesia que fuese destruida durante el terremoto de 1970.
Nuestra primera tarea fue buscar alojamiento, y no fue fácil. ¿Recuerdan los moteros que nos encontramos en la laguna Purhuay? Bueno resulta que habían ocupado por completo el que quizás es el único hotel con las comodidades básicas que hay en Chacas. Tuvimos que acomodarnos en uno de los hostales (de mucha menor calidad) que había por ahí.
Cenamos en la pizzería “San Francisco”, ubicada junto al templo. Luego de conversar y planear el itinerario del día siguiente, nos fuimos a descansar.
Día 3: Visitando Pomallucay e Illauro
Tras pasar una noche terrible en la que apenas pude dormir, iniciamos nuestro tercer día por el Callejón de Conchucos. El plan para este día era visitar el Santuario de Pomallucay y la Casa Nazareth. El primero estaba en nuestra lista de destinos por visitar desde hace muchos años ya. La segunda nos enteramos de su existencia a pocas horas de iniciar el viaje y, como estaba sobre la misma ruta, decidimos añadirla al itinerario sobre la marcha.
Primer destino del día entonces, el Santuario de Pomallucay. Para llegar hasta ahí, tuvimos que regresar por la carretera que nos había traído el día anterior desde San Luis hacia Chacas. Poco antes de llegar a San Luis parte un desvío hacia la izquierda. En este punto inicia una vía afirmada que conduce a Yanama, luego a Vaquería, cruza la cordillera por el abra Portachuelo, atraviesa la zona de las lagunas de Llanganuco y llega eventualmente a la ciudad de Yungay, ya en el Callejón de Huaylas.
Nosotros tomamos este desvío y anduvimos por unos siete kilómetros aproximadamente. Ahí el camino se bifurca nuevamente: por la izquierda se sigue de largo hacia Yanama y por la derecha nos conduce al pueblo de Pomallucay, nuestro primer destino. Desde este punto hasta el pueblo son alrededor de tres kilómetros más.
Antes de ingresar al pueblo se puede ver, desde lejos, la enorme cúpula del santuario. Una vez ahí, nos cuadramos en la plaza y fuimos a conocerlo. No hay pago por el ingreso, puedes entrar y pasear por sus instalaciones libremente. Eso sí, debes ser respetuoso y tener criterio para saber a dónde no debes ingresar, ya que ahí funciona también un seminario.
El templo es una auténtica obra de arte por donde se le mire. Es imponente en tamaño y deslumbrante en belleza. Al igual que la iglesia principal de Chacas, este santuario también fue construido a finales del siglo pasado por los pobladores y voluntarios de la Operación Mato Grosso, liderados por el párroco de Chacas, Ugo de Censi.
Sus jardines son amplios, sencillos, pero muy bien cuidados. Al lado funciona el seminario salesiano, el cual guarda perfecta armonía arquitectónica con el templo. El lugar es tan bonito que el tiempo vuela sin darte cuenta. Pasamos cerca de hora y media sacando fotos y grabando algunos videos cortos.
A la salida, visitamos una pequeña tienda de suvenires, elaborados por los mismos pobladores. Teníamos que llevarnos un recuerdo de este lindo sitio.
Proseguimos nuestro viaje hacia el siguiente destino: la Casa Nazareth. Para llegar hasta allá tuvimos que avanzar otros 19 kilómetros hasta el poblado de Illauro. Este último trayecto fue un tanto pesado de recorrer. La trocha no recibe mucho mantenimiento, por lo que es bastante irregular en algunas zonas, en donde no puedes avanzar a más de 10km/h
Pero dicen que sin esfuerzo no hay premio, y vaya que recibimos nuestro premio. El camino va todo el tiempo en ascenso y llegado un punto es posible ver una gran parte de la cordillera blanca en todo su esplendor. Nos detuvimos en una zona donde pudimos apreciar varios nevados, así como la quebrada que conduce a Yanama y a Llanganuco.
Seguimos avanzando por unos 20 minutos más. Llegamos a Illauro, un pueblo sencillo pero bonito. Dejamos la camioneta en la plaza para continuar los últimos doscientos metros a pie hasta llegar a la Casa Nazareth.
Se trata de un convento de monjas, ubicado en un enclave envidiable que hace las veces de un mirador del Callejón de Conchucos y de la Cordillera Blanca, desde donde se puede divisar las caras este de los nevados Mateo, Chopicalqui, Yanapaccha y, aunque un poco alejado, el Chacraraju.
El convento por su lado es de enorme belleza. No tiene la imponencia de Pomallucay, pero la construcción es una auténtica joya y es digna de admiración. La quietud se respira en todo momento, al punto que Max y yo conversábamos en voz baja para no romper esa tranquilidad del lugar.
Al ser un lugar privado, uno debe pedir autorización para ingresar. Cuando llegamos no había nadie en los alrededores y, como ya les comenté, el silencio era tal que nos sentimos un poco cortos de tocar la puerta y molestar. De un momento a otro, mientras sacaba unas fotos, salieron dos personas y aproveché para presentarme y pedir el permiso respectivo. Luego de una pequeña conversación nos dijeron que podíamos tomar fotos de los alrededores, pero no era posible ingresar. Muy respetuosos, agradecimos y continuamos haciendo lo nuestro: más fotos. Iniciamos el retorno cerca de las 4pm.
Poco antes de llegar a Chacas, en la carretera hay una sección de unos 500 metros de longitud que atraviesa una falla geológica. En esta parte el camino se vuelve una trocha muy polvorienta con dos pendientes empinadas, una que desciende y otra que va nuevamente hacia arriba. En la parte más baja nos encontramos con un camión (de varios años encima), que derrapaba constantemente en una zona con mucho “talco” (polvo muy fino) y por la que sólo podía pasar 1 vehículo, impidiendo así el pase de otros vehículos.
Nos bajamos de la camioneta a ver si podíamos ayudar. Lo propio hicieron unas personas de una camioneta que estaba del otro lado queriendo pasar también. Si queríamos salir de ahí, ese camión tenía trepar. Sólo necesitábamos ayudarlo a salir de la zona polvorienta, así que nos pusimos a empujar. Unos cuatro intentos más tarde el camión cogió suficiente agarre para iniciar su subida, dejándonos atrás totalmente enterrados de polvo. Al menos logramos sacarlo y proseguir nuestro viaje.
El momento anecdótico lo puso Max, quien en un inicio no quería empujar, y en su lugar se puso a tomar fotos. Las personas ahí le gritaron “amigo, no necesitamos fotos, ¡necesitamos manos!”. Avergonzado, no le quedó otra que dejar su cámara de lado y ponerse a empujar también.
Llegamos a Chacas alrededor de las 6pm. Estábamos realmente hambrientos. No habíamos comido nada desde el desayuno, el cual tampoco fue muy sustancioso. Esta vez escogimos un café ubicado en una de las esquinas de la plaza llamado “Café 91”. Muy rico, bien servido y a precio justo.
Nos dimos cuenta que se estaba armando algo grande en la plaza. Iba a ser una noche de fiesta. Era la víspera del 30 de agosto y la policía nacional organizó un evento en honor a Santa Rosa, su patrona.
Luego de comer hicimos el cambio de hotel. La horda de moteros que habían agotado los espacios del hotel “La Plaza” la noche anterior, ya se habían retirado, así que aprovechamos para tomar habitaciones ahí. Mucho mejor que el hostal donde nos habíamos alojamos antes.
Día 4: Hacia Punta Olímpica y Retorno a Lima
Luego de un descanso reponedor (ahora sí), comenzamos nuestro último día del viaje, el de regreso a casa.
Desayunamos algo rápido en la plaza y partimos con rumbo a nuestra primera parada del día: Punta Olímpica. La carretera hasta allá es asfaltada y está en perfectas condiciones. Trepa rápidamente, a través de innumerables curvas, hasta los 4800msnm. El trayecto está rodeado de vegetación en las partes bajas y de nevados en las partes más altas. Manejar por ahí se disfruta mucho, es una experiencia muy bonita.
Llegamos al túnel de Punta Olímpica alrededor de las 11am. Este túnel, de 1.3km de longitud, era el más largo del Perú hasta la construcción de la vía parque Rímac. No obstante, sigue siendo el túnel transandino más alto y más largo del país.
Tanto el túnel como el asfaltado de la carretera son de fecha reciente (2012-2013). Antes de su existencia, esta vía era una trocha que continuaba trepando la cordillera hasta llegar al paso llamado de la misma manera (Punta Olímpica) y que se encuentra unos 150 metros más arriba de donde está el túnel actualmente. El camino antiguo fue también protagonista de uno de los capítulos de la serie “Rutas Mortales” que pasaban por History Channel hace ya varios años.
Hoy en día, el túnel en sí mismo es un atractivo turístico, no sólo por sus dimensiones y altitud, sino también porque desde ahí se puede apreciar desde muy cerca los nevados Chopicalqui, Mateo y Contrahierbas, ¡realmente parece que pudieras tocarlos!
La construcción del túnel y el asfaltado de la carretera ha facilitado enormemente las cosas (con el trazado antiguo, había que ser un poco avezado para subirlo), y ha permitido, entre otras cosas, colocar a Chacas y a la parte central del Callejón de Conchucos en el mapa turístico y comercial de Ancash.
Dejamos atrás el Callejón de Conchucos y seguimos nuestro recorrido, ya de bajada, hacia Carhuaz por la denominada quebrada Ulta. Esta zona concentra también unas vistas increíbles. No es de extrañar el por qué la vía Carhuaz-Chacas se ha vuelto tan popular entre los amantes de la fotografía.
Una vez en Carhuaz, hicimos una breve parada en la plaza para estirar un poco las piernas y buscar algo de comer para llevar en el camino de vuelta, pues ya no nos detendríamos hasta Lima.
Tras un viaje sin mayores complicaciones, llegamos a la capital alrededor de las 8pm.
Para concluir, aquí les dejo el detalle de la ruta que seguimos en esta oportunidad, con la ubicación de todos los puntos mencionados en este post:
¡Hasta la próxima!