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Ancash: Huaraz y el Callejón de Huaylas

Lo teníamos planeado desde hacía ya algunas semanas.  Fiestas Patrias la pasaríamos nuevamente en Ancash.  Ya el año pasado habíamos ido para visitar el Callejón de Conchucos y ahora tocaba hacer lo propio con Huaraz y el Callejón de Huaylas.  En esta oportunidad, y al igual que en el viaje a Conchucos, nuestros compañeros de viaje fueron Daniela y César.

Usualmente las personas que viajan con rumbo a Huaraz, toman la ruta Pativilca – Conococha – Huaraz.  Es la más directa, pero también es la más transitada y la que pasa por el punto más alto (abra Conococha a 4100msnm).  Esta vez elegí ir por la ruta Chimbote – Huallanca – Caraz.  Esta es mucho más larga, menos transitada y menos elevada (subes suave hasta los 2200msnm de Caraz sin pasar por ningún abra).  Por que no decirlo, es también la más peligrosa e interesante, pues atraviesa el Cañón del Pato (razón principal por la que la elegí), conocido por sus más de 35 túneles que van a lo largo de un camino muy estrecho y pegado a un precipicio.

Quedamos entonces para salir el domingo 24 en la madrugada.  Nos esperaba un viajecito de unas 10-11 horas hasta Caraz.

Primer día: Cañón del Pato, Caraz y Mirador de Winchus

Partimos muy temprano el domingo, poco antes de las 4am.  La ventaja de hacerlo tan temprano fue que no encontramos nada de tráfico a la salida de Lima y antes de transcurridas las dos primeras horas ya estábamos en Huacho.  Las primeras luces del día empezaron a aparecer un poco más allá, por Supe.  Continuamos parejo por la Panamericana Norte y, una vez en Ancash, específicamente en Huarmey, paramos a tomar desayuno.  Cuarenta minutos después continuamos nuestro recorrido.   Más allá, en Casma, tendríamos una nueva parada, esta vez para echar un poco de combustible.  No aceptaban tarjeta así que eché sólo lo suficiente para llegar a Chimbote y no quemar el efectivo que llevaba.

Llegamos a Chimbote a las 10am.  Tanqueamos el carro y continuamos, siempre hacia el norte, hasta llegar al pueblo de Santa.   Fue en éste pueblo, donde abandonaríamos la Panamericana e ingresaríamos por la PE12, que va hacia el nor-este.  Esta vía, asfaltada pero con baches por tramos, viaja paralela al río Santa y atraviesa los pueblos de Rinconada, Vinzos y Chuquicara.  En Chuquicara parte un desvío a la izquierda (carretera PE3N) que va al pueblo de Cabana y eventualmente a Cajamarca.  Nosotros continuamos por la derecha, siempre por la ruta PE12.

El trayecto era completamente desértico.  Lo único que daba vida al paisaje era el río Santa, que en todo momento iba a nuestra izquierda.   Un poco más allá se rompió el esquema cuando divisamos, al lado de la carretera una cascada muy bonita.  Era relativamente grande así que paramos a tomarnos unas fotos.  Tuvimos que parar el carro un poco más allá, ya que hacerlo en el mismo sitio de la cascada podría ser peligroso dado que estaba en medio de una curva ciega   El viento en esa zona soplaba muy fuerte, al punto que el agua de la cascada nos caía a manera de lluvia, aún cuando estábamos a varios metros de su parte baja.  Unas cuantas fotos y continuamos.

En algún lugar entre Chuquicara y Yuracmarca

En algún lugar entre Chuquicara y Yuracmarca

Cascada camino a Huallanca

Cascada camino a Huallanca

Al cabo de unos minutos empezamos el ascenso (hasta ese momento apenas estábamos a 700 msnm).  Empezó a cambiar el paisaje y aparecieron los primeros indicios de vegetación.   Al poco rato llegamos al pueblo de Yuracmarca.  Aquí el camino se divide nuevamente.  El desvío de la izquierda nos llevaría a Corongo y Sihuas, puerta de entrada al Callejón de Conchucos por el norte, mientras que el desvío de la derecha nos llevaría a Huallanca y al Cañón de Pato, puerta de entrada al Callejón de Huaylas, también por el Norte.  Tomamos el camino de la derecha.

Cerca de la 1pm llegamos a Huallanca y poco un más allá a la Hidroeléctrica del Cañón del Pato, primera parada turística de nuestro viaje.   Esta maravilla de ingeniería fue diseñada por Santiago Antúnez de Mayolo hace poco más de 100 años.  Sin embargo, no se terminó de construir sino hasta la década del 50.  Está estratégica y complicadamente ubicada en un lugar tan estrecho como es la salida del Cañón del Pato.

La hidroeléctrica obtiene el agua que necesita para funcionar desde una bocatoma ubicada al inicio del cañón, casi 10 kilómetros camino arriba.  En esta bocatoma, el agua es desviada hacia un túnel que va por dentro de la Cordillera Blanca descendiendo hasta la salida del cañón desde donde cae a una gran altura para obtener la fuerza con la que se mueven los generadores que producen la energía que se reparte a una buena parte del norte del Perú.

Hidroeléctrica Cañón del Pato en Huallanca

Hidroeléctrica Cañón del Pato en Huallanca

Lamentablemente, no pudimos conocer la hidroeléctrica por dentro y tuvimos que contentarnos con sacar algunas fotos de los alrededores.  Empezamos la subida hacia el Cañón del Pato con la esperanza que, en las curvas previas al ingreso del primer túnel, pudiéramos ver algo de la caída del agua que venía de la bocatoma antes mencionada.  En la penúltima curva en ‘U’, encontramos un espacio donde estacionar la camioneta.  Nos acercamos al borde y bien abajo (hasta llegar aquí ya habíamos subido un tramo en buena pendiente) se podía ver la caída de agua.  No era, quizás, la vista más bonita, pero al menos algo vimos.    Lo que sí estuvo interesante, estaba hacia la izquierda.  Pudimos ver la panorámica del pueblo de Huallanca.

A propósito, a Huallanca también se le conoce como «La Ciudad Luz».   Si Francia tiene la suya, ¿nosotros por qué no?  Claro está, sin embargo, que nuestra Ciudad Luz recibe ese nombre por una razón distinta.  Creo que no necesito explicar cual sería esa razón 🙂

Continuamos nuestro camino y al poco rato estábamos dentro del primer túnel de un total de 39 que discurren a lo largo del cañón.  Saliendo apenas del primer túnel la vista cambia dramáticamente.  Tienes un precipicio a tu izquierda y un camino por donde sólo transita un auto.  Valgan verdades, hay varios puntos para poder pasar en caso venga un auto en sentido contrario.  Si no hay mucho tráfico (como fue nuestro caso), transitar por aquí no es complicado.  Otra cosa diferente sería si hubieran filas de camiones en la pista en ambos sentidos. Eso sí seria dramático.  No sabría decir si en algún momento del año la pista se pone así de complicada.

Aprovechamos la ocasión para colocar la GoPro en la parrilla de la camioneta y filmar todo el recorrido.  Un extracto de ese vídeo lo pueden ver aquí:

Durante los casi 10 kilómetros del Cañón, paramos en tres oportunidades para tomarnos algunas fotos.  La primera fue para ver un punto bastante estrecho, en donde las cordilleras apenas se separaban por centímetros.   No sé si ese punto es el más estrecho, pero vaya que parecía que podías tocar ambas cordilleras a la vez.   Luego, ya casi a la salida del cañón, paramos para la clásica foto en la bocatoma (que como mencioné es el sitio desde donde se obtiene el agua que va hacia la central).

Finalmente, un poco más allá paramos a tomarnos fotos en un puente colgante. Muy bonito.  A partir de ese punto, el cañon llega a su fin, las coordilleras se separan para formar el Valle del Santa y la pista que era de un solo carril, se convierte en carretera de dos carriles.  Quedaban poco más de 20km para llegar a Caraz.

Cañón del Pato, parte estrecha

Cañón del Pato, parte estrecha

Bocatoma de la Hidroléctrica

Bocatoma de la Hidroléctrica

Puente colgante en el Cañón

Puente colgante en el Cañón

Alrededor de las 3pm habíamos llegado a Caraz.   Era domingo y no encontramos ningún sitio abierto donde comer.  Después de pasar un rato dando vueltas (y aprovechando para tomar algunas fotos en la plaza), encontramos un sitio que estaba junto a la carretera.  No recuerdo el nombre del lugar, pero el sitio será inolvidable para nosotros por la mala experiencia que pasamos ahí. La comida muy mala y la atención ni hablar.  En fin comimos por que teníamos hambre y poco antes de las 5pm salimos camino al mirador de Winchus.

Plaza de Armas de Caraz

Plaza de Armas de Caraz

El mirador está ubicado en la parte alta de la cordillera negra.  Desde ahí, se puede apreciar la vista panorámica del valle del Santa y de la cordillera blanca. La intención era aprovechar el atardecer, pues el sol daba directo sobre los nevados pintándolos de un color naranja muy bonito.  El problema era la hora.  Habíamos salido muy tarde y teníamos muy poco tiempo para recorrer los treinta y pico kilómetros que nos separaban del mirador.  Trataba de ir rápido pero el camino, aunque asfaltado, era muy sinuoso, estrecho y con muchos baches.

Cuarenta minutos después, aun nos faltaban 16km.  La noche se nos venía encima y no íbamos a poder sacar las fotos que queríamos, así que opté por estacionar el auto en un abierto desde donde teníamos una buena vista.   Lo ideal hubiese sido llegar hasta Winchus, pero el sitio escogido no estuvo nada mal.   Pudimos contemplar el atardecer con el sol sobre los nevados Santa Cruz, Aguja, Huandoy, Huascarán y Hualcán.  Una verdadera postal.  Nos tomamos las fotos de rigor.

Atardecer en la Cordillera Blanca

Atardecer en la Cordillera Blanca

Cerca de las 6pm arrancamos la bajada.  Nos iríamos directo hasta nuestro hospedaje.  Para este viaje escogimos un sitio llamado «La Casita de la Abuela», un hospedaje muy bonito ubicado en las afueras del distrito de Mancos, al sur de Yungay.   La señora Noemí, quien administra el lugar, es una persona muy amable y conversadora.  Se aseguró de hacernos sentir cómodos y bien atendidos durante nuestra estadía.  Esto sin mencionar las vistas espectaculares que se tiene del Huascarán desde el hospedaje.  Definitivamente, un lugar recomendado.

Hospedaje "La Casita de Mi Abuela"

Hospedaje «La Casita de Mi Abuela»

Segundo día: Laguna Parón

A la mañana siguiente nos levantamos cerca de las 6:30am.  El sol empezaba tímidamente a aparecer por la espalda del Huascarán, dejando un halo en el cielo muy bonito.  Una vista verdaderamente privilegiada.

Amanecer con el Huascarán de fondo

Amanecer con el Huascarán de fondo

Tomamos desayuno 7:30am y salimos rumbo norte, nuevamente hacia Caraz, lugar de donde parte la ruta de aproximadamente 32 kilómetros hasta la laguna Parón.  Al llegar a Caraz nos fue un poco difícil dar con el camino debido a que las calles en la inmediaciones de la plaza estaban cerradas.  ¿La razón?, del 20 al 30 de julio en Caraz se celebra «La Semana Turística» y ese día en particular se iba a armar un fiestón en la noche.  Una vez que encontramos la salida, empezó lo interesante.

La ruta hacia Parón es una mezcla de camino muy bien afirmado los primeros 17 kilómetros, y una trocha carrozable de regular estado en los últimos 15.   El camino es bastante empinado, pues se sube poco más de 1800m (Caraz esta a 2200msnm y Parón a poco más de 4000msnm) en apenas 32 kilómetros.

En la primera mitad del recorrido, atravesamos varios caseríos.  El ascenso era rápido pero el camino era sencillo y agradable.   Las vistas que se tenían de la Quebrada Parón en este primer tramo eran espectaculares: valle verde, casas típicas y el nevado Huandoy de fondo.  Espectacular.  Luego de unos 16-17 km, llegamos a la caseta que marca el inicio del Parque Nacional Huascarán.  Pagamos nuestra entrada y continuamos.  Aquí se marcaba también el fin del camino afirmado y el inicio de la trocha carrozable.

Cerca de las 11am habíamos llegado a la laguna.  Sin exagerar, es de las más bonitas que he visto.  Tiene un color turquesa intenso y, en el fondo los nevados Pirámide Garcilaso y Chacraraju, como si estuviéramos viendo una pintura.

Laguna Parón y nevado Pirámide al fondo

Laguna Parón y nevado Pirámide al fondo

Laguna Parón y nevado Pirámide al fondo

Laguna Parón y nevado Pirámide al fondo

En el sitio hacia calor;  claro, mientras te cayeran los rayos del sol, por que en cuanto entrabas a la sombra había que abrigarse (muy típico de la sierra).   Algo que llamó mucho mi atención era la presencia de una tremenda cantidad de moscas.   Era fastidioso al punto que hasta se te metían en la espalda,  se paraban todo el rato encima tuyo y no podías ahuyentarlas con nada.  Incluso hasta en las fotos querían salir:  las benditas moscas se paraban en medio del lente de la cámara o se posaban en la cara de alguien justo durante la foto. Varias de nuestras fotos salieron mal a causa de esto.

Del estacionamiento parte un sendero peatonal que te lleva hasta el final de la laguna y, un poco más allá, a otra laguna llamada Artesoncocha.  Esta última está ubicada justo debajo del famoso nevado Artesonraju.  Y digo famoso por la historia que se cuenta sobre él.  Se comenta que este nevado inspiró la creación del logotipo de la Paramount Pictures (ese donde sale un pico nevado con un semi-circulo de estrellas alrededor).  ¿Será cierto eso?

Bueno, iniciamos la caminata.  Según nos indicaron en el ingreso, nos tomaría aproximadamente dos horas hacer el camino de ida, y otras tantas para el regreso. Claro, considerando nuestro estado físico seguramente habría que sumarle una cantidad más :).

Caminamos por alrededor de una hora, haciendo varias paradas para sacarnos fotos.  Llegamos a una zona de arena blanca donde aprovechamos para meternos en la laguna.  Bueno «meternos» puede sonar exagerado, ya que en realidad apenas mojamos los pies.  El agua, como era de esperarse, estaba helada.  Nos quedamos un rato en esa zona para descansar un poco y relajarnos con la bonita vista.   A esa altura del camino, el Chacraraju se dejaba ver completo junto a la Pirámide Garcilazo.

Laguna Parón desde el Sendero

Laguna Parón desde el Sendero

Laguna Parón desde el Sendero

Laguna Parón desde el Sendero

Arena blanca en laguna Parón

Arena blanca en laguna Parón

Por la hora (eran casi las 2pm), decidimos llegar hasta ahí y emprender el camino de vuelta.  La tarde caía rápido y ya para las 3:30pm, la mitad de la laguna y gran parte del camino de regreso estaban cubiertos por la sombra de los picos del lado norte, por lo que el retorno estuvo frío.  Llegando a la zona de estacionamientos nos tomamos un mate de coca para calentarnos mientras conversábamos con el señor Grimaldo, quien amablemente nos atendió.  Poco después iniciamos el camino de retorno.

Una vez en Caraz, nos pusimos a buscar un sitio donde comer rico y nuevamente fracasamos en el intento.  Era lunes, cerca de las 5pm y todo estaba cerrado.  Apenas encontramos un sitio cerca a la plaza.  Al igual que el día anterior, entramos empujados más por el hambre que por lo apetecible del lugar.  Para rematarla, una vez que terminamos de comer y salimos de ese sitio (cerca de las 5:30pm), los lugares que estaban cerrados habían vuelto a abrir.  Sólo atinamos a mirarnos las caras y reírnos.  Aprovechamos para hacer una parada en la panadería «Manjar Real» y llevarnos unos potes del tan rico y afamado manjar blanco de Caraz y unos panes dulces.

Caída la noche, poco más de las 6pm, decidimos ir a conocer el nuevo pueblo de Yungay.   Fuimos con la intención de ir a algún pequeño bar donde tomarnos algo y conversar.  Lamentablemente, no encontramos nada, así que media vuelta y volvimos a Caraz.  Nos fuimos a un sitio muy acogedor llamado «Café Cultura» ubicado en la plaza La Merced.  Ahí pasamos un buen rato probando unas cervezas artesanales comiendo unos piqueos y jugando Scrabble.   Poco más de las 9pm regresamos al hotel a descansar.

Tercer día: Lagunas de Llanganuco, Camposanto Yungay y Carhuaz

A la mañana siguiente salimos un poco más tarde, cerca de las 8:40am.  Partimos rumbo a Yungay, que es donde inicia el camino hacia las famosas lagunas de Llanganuco.  La ruta en su totalidad es afirmada y sin muchos baches.  Eso sí, es bastante más transitada que la ruta a Parón y, al igual que ésta última, se transita por varios caseríos en sus primeros kilómetros.  La ruta va ascendiendo hasta el punto de control de ingreso al Parque Nacional.  La tarifa de ingreso fue de S/.10 soles por cada adulto.

Alrededor de las 10:40am habíamos llegado a la primera de las dos lagunas de Llanganuco.  Su nombre, Chinancocha.  Esta laguna es la más conocida y, para ser justos, también la más bonita.  Tiene instalaciones para recibir turistas, además de brindar servicio de paseo en bote, un par de lugares para comer y un pequeño bosque de queñuales.

Nosotros fuimos las primeras personas en llegar al lugar, así que teníamos la laguna entera para nosotros.  Aprovechamos y tomamos todas las fotos que pudimos.  Queríamos pasearnos en bote, pero a esa hora el servicio aún no estaba funcionando, así que estuvimos un rato fotografiando la laguna y caminando por el pequeño bosque de queñuales.  Decidimos que volveríamos más tarde para el paseo en bote.

Laguna Chinancocha, vista desde el lado Oeste

Laguna Chinancocha, vista desde el lado Oeste

Laguna Chinancocha, vista desde el lado Este

Laguna Chinancocha, vista desde el lado Este

Continuamos así nuestro camino hacia la segunda laguna, Orconcocha.  La ruta más adelante se pone bien bonita, especialmente cuando el camino «cruza» esta laguna:  durante unos 500 metros tuvimos agua a ambos lados del camino.  Un poco más allá empieza el ascenso que va hacia el pueblo de Yanama, al otro lado de la Cordillera Blanca.  Al cabo de un par de kilómetros, pudimos ver algunos minibuses estacionados en una curva.   En este punto los buses dejan a los turistas que van a Cebollapampa, lugar desde donde parte la ruta de trekking hacia la laguna 69.

Decidimos seguir subiendo por el camino hasta encontrar un punto lo suficientemente alto que nos permita ver el panorama de las lagunas de Llanganuco, Cebollapampa y los nevados circundantes.  Una vez que ubicamos ese sitio, pudimos realizar algunas buenas tomas.

Laguna Orconcocha

Laguna Orconcocha

Vista panorámica de las lagunas de Llanganuco

Vista panorámica de las lagunas de Llanganuco

Vista panorámica de Cebollapampa

Vista panorámica de Cebollapampa

Luego de pasar un rato en este mirador, regresamos a Chinancocha a comer algo, antes de hacer nuestro paseo en bote.  Era cerca de las 12:30pm y el lugar ya estaba lleno de gente.  Comimos papa rellena sin relleno y choclo con queso pero sin queso.  Fuera de bromas, no podría decir que se come rico ahí.  Es algo que debería mejorar.  Y no hablo sólo de la calidad de la comida sino del servicio en general, dado que es la única opción de comida que hay por ahí para la gran cantidad de visitantes que recibe el lugar.  Creo que hace falta un poco de orientación aquí a las personas que brindan este servicio.

Terminando de comer, hicimos nuestro paseo por la laguna.  El costo fue de 5 soles por persona, máximo 10 personas por bote.  El paseo dura alrededor de 20 minutos.  Durante la vuelta, el chico que remaba nos iba contando algunas cosas sobre cómo es trabajar y vivir ahí.  Fotos de rigor y algunos vídeos divertidos para el recuerdo.   Terminado el paseo, retornamos a Yungay.

Una vez en Yungay, nos fuimos a visitar el camposanto, sitio donde se encontraba el antiguo pueblo, el cual fuera arrasado por un aluvión en 1970.  El 31 de mayo de ese año, un terremoto en la zona provocó que un bloque inmenso de hielo del Huascarán se rompiera cayendo sobre varias lagunas  ubicadas en las partes altas de la Cordillera Blanca.  Producto de esto, se generó una gran masa de hielo y barro que empezó a descender a gran velocidad hacia el valle.  Como resultado, el pueblo entero de Yungay fue sepultado, ocasionando la muerte de miles de personas que ahí vivían.

Aquellos que sobrevivieron fue gracias a que pudieron refugiarse en la parte alta del cementerio (el cual aún se puede visitar).  Varios niños, por fortuna, pudieron salvarse gracias a que aquel domingo habían asistido a un espectáculo circense a un kilómetro del pueblo, justo en el momento que ocurrió el desastre.   Muchos de ellos, no obstante, perdieron parte o a toda su familia.  Una tragedia terrible que hasta hoy, 46 años después, sigue viva en la mente y corazón de los lugareños.

El camposanto es muy bonito.  Ahí se puede apreciar algunos restos del pueblo antiguo.  Por ejemplo, se puede ver los restos retorcidos de un camión cisterna así como de un bus de pasajeros.  También, algunos vestigios de lo que fuera la iglesia del pueblo.  Cuatro palmeras que adornaban la plaza de armas quedaron en pie; una de ellas aún se mantiene viva.   En la parte del fondo han construido una réplica del frontis de la la antigua iglesia, la que funciona como mirador.

Desde cualquier lugar del Campo Santo uno puede ver en todo su esplendor el nevado Huascarán y hacerse una idea del camino que recorrió el aluvión.  Es imposible estar en este lugar sin caer en cuenta que realmente ante semejante desastre poco o nada se pudo haber hecho.   Se pueden apreciar también varias lápidas que, según entendí, están montadas en los lugares donde se encontraban las casas de las personas que fallecieron.  Nos quedamos rezando un rato antes de retirarnos.

Restos de autobús en Camposanto Yungay

Restos de autobús en Camposanto Yungay

Palmeras sobrevivientes en lo que era la Plaza de Armas

Palmeras sobrevivientes en lo que era la Plaza de Armas

Réplica de la fachada de la antigua iglesia de Yungay

Réplica de la fachada de la antigua iglesia de Yungay

Eran poco más de las 5:30pm y no habíamos almorzado.  Decidimos ir a Carhuaz a ver que encontrábamos.   El trayecto tomó cerca de una hora.  Cuadramos en la plaza para buscar algún sitio que nos llame la atención.  Encontramos uno muy bonito donde no sólo nos atendieron muy bien, sino que la comida estuvo rica (¡al fin!).  El sitio se llamaba «La K’Zona», ubicado en la cuadra 6 del jirón Comercio.  Estuvimos poco más de una hora y luego salimos a dar un recorrido por la plaza buscando un juego de mesa o algo por el estilo para la tertulia de la noche. Unas cervezas para acompañar y nos regresamos al hotel.

Cuarto día: Pastoruri

Le tocaba el turno al afamado Pastoruri.   Para llegar ahí tomamos un desvío en la carretera 3N que inicia bien al sur, un poco más allá de Catac.  El camino hasta el desvío se hizo un poco largo por el tráfico de la carretera, especialmente cuando atravesamos Huaraz.   Aproximadamente una hora y media nos tomó llegar hasta el desvío.  A partir de este punto, todo el camino hacia el nevado es afirmado (alrededor de unos 30 km).

Al inicio, el afirmado estaba bueno por lo que pudimos ir relativamente rápido.  A medida que nos acercamos al nevado, aparecen las curvas cerradas y el camino se pone un poco más pesado.   Unos metros antes de llegar a la garita de control donde se paga por el ingreso al Parque Nacional, se encuentra la laguna Patococha, donde paramos para la foto de rigor.

Laguna Patococha

Laguna Patococha

Pocos minutos luego de pasar la garita de control, hicimos una segunda parada para ver una fuente que emana agua gasificada.   Recuerdo la primera vez que estuve en estos lares allá por 1995.  En aquel entonces, para llegar a la fuente debíamos bajar por el cerro; el sitio estaba abierto y sin señalización.   Ahora el camino esta señalizado, la fuente esta demarcada y para bajar el cerro se han instalado unas escaleras, que hacen más fácil la vida del turista.

Siguiendo el camino, un poco más adelante, encontramos el bosque de puyas de Raimondi, y frente a él, la fuente de siete colores, llamada también «Boca del Puma» o «Pumashimi».  Esta vez decidimos no parar y seguir de largo puesto que habían muchas personas en ese sitio.  Lo visitaríamos luego a nuestro regreso.

Cerca de las 11am habíamos llegado al estacionamiento.  Me quedé sorprendido de cuánto había cambiado todo desde que visité el Pastoruri en 1995.  Para empezar, no recuerdo que haya habido estacionamientos, y mucho menos una zona de restaurantes como hay ahora.   Del mismo modo, aquella vez recorrimos el camino hasta el nevado caminando por el cerro.  Ahora hay un camino peatonal bien definido por donde la gente puede subir mucho más fácilmente.

Lo que sí había en aquel entonces, era el servicio de caballos para ayudarte en la subida, aunque sólo llegaban hasta cierto punto.   A partir de ahí, y aunque parezca increíble, todavía existe el servicio de «capachún», donde personas del lugar, por un pequeño monto, se ofrecen a llevarte en hombros hasta la parte más alta.  Veintiún años después las necesidades de las personas no han variado y aún se deben ganar la vida haciendo esto 🙁

Las diferencias y similitudes «curiosas» llegan hasta aquí.   Lo que vi después me dejó ingratamente sorprendido.  Conocía del deshielo de los nevados producto del calentamiento global, pero nunca imaginé que hubiese sido tan grande el impacto en este lugar.   Donde antes habían campos inmensos cubiertos de nieve en los que podías caminar, revolcarte y jugar, ahora sólo queda un cerro pelado con unos pocos vestigios de lo que fue el nevado.  En esencia, lo único que puedes ver ahora es un bloque hielo, que rápidamente se va resquebrajando y convirtiéndose en agua. El servicio de parques ha prohibido el ingreso hasta la nieve, por lo que sólo puedes ver y tomar fotos de lejos.  Grabé un pequeño vídeo del lugar:

Este mismo sitio, en 1995, lucía así:

pastoruri-old

Nevado Pastoruri en 1995

Es muy triste y lamentable.  Pastoruri alguna vez fue un lugar hermoso.  Ahora sólo espera su inminente desaparición en los próximos años.

Alrededor de las 4pm, ya de retorno, hicimos la parada que teníamos pendiente en la Boca del Puma.  Este sitio es un ojo de agua del cual se desconoce su profundidad.  Se dice que tiene siete colores, pues dependiendo del angulo con el que la luz cae sobre él, el agua cambia de tonalidad, por los minerales que tiene en sus paredes.  Frente a él, está el bosque de puyas de Raimondi, así que aprovechamos la parada para sacar fotos de ambas cosas.

La Boca del Puma o Pumashimi

La Boca del Puma o Pumashimi

Puya Raimondi

Puya Raimondi

Al regreso hicimos una parada breve en Huaraz para tomarnos un jugo.  Llegamos a nuestro alojamiento cerca de las 7:30pm.   La noche estaba increíble.  Dado que el hotel estaba en la salida del pueblo, no había mucha iluminación en los alrededores, lo que ayudaba a ver mejor un cielo completamente cubierto de estrellas.  Aprovechamos para sacar unas fotos.  Estuvimos buen rato en ello, jugando con los valores de la cámara y haciendo varias tomas hasta que obtuvimos algunas que nos gustaron.  Aquí una de ellas:

Noche llena de estrellas en Mancos

Noche llena de estrellas en Mancos

A las 10:30pm se nos abrió el apetito.  Por la hora, en hotel no nos iban a servir nada y en el pueblo de Mancos todo estaba cerrado.  Nos arriesgamos y fuimos nuevamente a Caraz (tercos nosotros) a probar suerte.  Y vaya que la tuvimos.  No sólo encontramos muchos locales abiertos, si no que había un juergón en la plaza.  Mucha gente, mucho licor y mucha música (una banda tocaba en vivo).

Fuimos a comer a una trattoria llamada «La Pizza del Abuelo», ubicada en el jirón Raimondi, a una cuadra de la plaza.  Muy rico y a un precio muy cómodo.  Saliendo de ahí, nos quedamos un rato en la plaza a ver el espectáculo y partimos al hotel a descansar.  En el camino aproveché para tanquear el carro que ya casi no tenía combustible.

Quinto día: Wilcahuain y Recuay

Llegó el último día.  Eran las 8am, hicimos el checkout del hotel y enrumbamos hacia Huaraz, a visitar las ruinas de Wilcahuain.  Para llegar a las ruinas se toma un desvío que está poco antes de llegar al centro de Huaraz (recorriendo la carretera 3N de norte a sur).  El camino está rodeado de casas, es muy empinado, estrecho y no muy bien afirmado.  Hay que ir con cuidado pues hay muchos niños en la zona.  La subida es de apenas unos 15-20 minutos.  El carro lo dejamos en la entrada.  No hay mucho sitio para aparcar, así que debes ingeniártela un poco para entrar y salir.

El ticket de ingreso es de 5 soles.   El sitio a primera vista me hizo acordar mucho a Chavin: construcciones de piedra, cabezas clavas en las partes externas, múltiples niveles y galerías estrechas al interior.  Muy bonito y pequeño a la vez.  No tardas más de 10-15 minutos en pasearte por el lugar.  Nos contaron que un poco más arriba, por el mismo camino, hay más construcciones.  Lamentablemente no llegamos a ir a ellas.  Retornamos a Huaraz y fuimos rumbo sur hasta nuestra última parada del viaje, el pueblo de Recuay.

Ruinas de Huilcahuain

Ruinas de Huilcahuain

Cabeza Clava en ruinas de Huilcahuain

Cabeza Clava en ruinas de Huilcahuain

Ya en Recuay, conocimos la gruta de San Patricio.  Es una cueva natural que se encuentra al lado de la carretera 3N.  Según leí, esta gruta es profunda (aprox 300 metros).  Sin embargo, por seguridad (hay continuos deslizamientos de piedra en el interior),  se ha restringido su ingreso a no más de unos 15 metros.     Este sitio tiene una historia interesante también.  Se comenta que los antiguos habitantes de Recuay temían a esta cueva pues se creía que en ella habitaba el diablo (por la forma tan tenebrosa que tiene, no es para menos).

Gruta de San Patricio en Recuay

Gruta de San Patricio en Recuay

Terminó nuestro recorrido ahí.  Me hubiese gustado ingresar a Recuay y conocer un poco sus casas, su plaza y su forma de vivir.  Recuay es conocida como «la ciudad jardín» y me hubiese encantado corroborarlo.  Ya habrá una nueva oportunidad.  El Callejón de Huaylas es un sitio al cual hay que visitarlo varias veces para conocerlo bien.

De regreso a Lima, nos encontramos con algo esperado: era 28 de julio y la procesión de autos que querían entrar a la ciudad por inicio de fiestas era interminable.  Realmente hay que tener mucho coraje para viajar en días de fiesta.  La saturación de ciertos lugares es impresionante y el Callejón de Huaylas no es la excepción.  Menos mal nosotros ya estábamos de salida y nos evitamos todo eso.

Tráfico al Retorno

Tráfico al Retorno

Finalmente hicimos la última parada en Conococha, para comprar quesos de Chiquián y «almorzar» el infaltable choclito con queso.  El camino de regreso estuvo despejado, hasta la entrada a Lima Norte donde el tráfico es un problema más que conocido.  Llegamos a casa alrededor de las 8pm.

Para terminar, comparto la ruta que seguimos y los puntos descritos a lo largo de este post.

 

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10 comments on “Ancash: Huaraz y el Callejón de Huaylas”

  1. ricardo verano Responder

    hola que tal, una consulta esta via santa – huallanca – caraz ya se encuentra asfaltada, o solo esta afirmada… tengo planeado hacer esta ruta en mi auto… gracias.

    • Héctor Responder

      Hola, nosotros fuimos en julio del año pasado y el camino entero desde Lima hasta Caraz estaba asfaltado. Eso sí, desde el puente Huarochirí en adelante (Km 101 de la carretera que une Chimbote con Huallanca), el camino se pone estrecho y bien sinuoso. Se debe ir con cuidado, especialmente en la zona de los túneles (Cañón del Pato). Lo bueno de esta ruta es que no tiene pasos de altura; el punto más alto está justamente en Caraz (2,200 msnm). Así que el soroche no debería ser un problema aquí :). ¡Feliz Viaje!

  2. jaime bracamonte Responder

    Felicitaciones y muchas gracias por compartir estas rutas
    Una consulta, sabe si en chimbote hay custers o vans que hagan esta ruta hacia huallanca y caraz?
    Gracias

    • Héctor Responder

      Hola, disculpa que recién te respondamos. De hecho sí, hay empresas que brindan ese servicio; no obstante, lamentablemente no podemos recomendarte alguna de ellas, pues no hemos usado ese servicio. Buen viaje!

  3. Odile Responder

    Hola, muchas gracias por el post. Justo estoy pensando ir a Caraz desde Lima e ir a la laguna Parób y Llanganuco. Mi única preocupación es la parte de trocha, tengo una camioneta Honda CRV pero más es de uso para la ciudad, tampoco quiero maltratarla. La trocha es muy difícil o manejable? No sé si has ido a la Cordillera de la Viuda, ahí llegué normal con mi carro, es algo parecido?

    Gracias por la respuesta.

    • Héctor Responder

      Hola Odile,

      Primero que nada, mil disculpas por lo tardía de mi respuesta. Espero aun poderte ayudar con la información que solicitas.

      El camino hacia Llanganuco lo harás sin problemas. Cualquier carro puede llegar ahí, así que no tengas miedo de ir con tu CRV, más que suficiente. El camino a Parón si tiene un tramo pequeño un poco feo. No es nada que con cuidado y precaución no pueda ser sorteado. El resto del camino es una seda. Eso sí, en los primeros kilómetros de ascenso, prepara la cámara por que tendrás unas vistas muy bonitas!

      Saludos y Feliz Viaje!

  4. Tito Celis Responder

    Quisiera ir con mi Kia Soul, con toda la familia. Pero da un poco de temor viajar con niño pequeños.

    • Héctor Responder

      Hola! Hace poco yo viaje a Huancavelica con mi hijo de apenas 1 año. Te confieso que estaba muy temeroso también, por lo que días antes fui donde el pediatra para obtener su «bendición». Me receto medicamentos para el mareo, dolor de cabeza, de oído y fiebre. Alquile oxigeno también y anote la dirección de las clínicas más cercanas al lugar donde me alojaba. Si, reconozco que quizás exageré un poco, pero era la primera vez que viajaba con mi hijo por un camino de 9 horas donde una buena parte iba a estar por encima de los 4200msnm. Al final no necesite usar ni el oxigeno ni los remedios ni nada. Mi hijo llevó el viaje como si nada. Los niños son menos propensos a sufrir mal de altura. La pasamos muy bonito!

  5. Juan Responder

    Hola, excelente post para los que van con auto particular. Una consulat, como esta la ruta para Pastoruri? Cuanto tiempo de trocha y si la hago en un sedan? o mejor tomo un tour? Que otras recomendaciones para las rutas.
    Sabes de aguas termales por la zona?

    Gracias por la respuesta.

    • Héctor Responder

      Hola Juan!
      El camino hacia Pastoruri, al menos cuando estuvimos por ahi, era totalmente afirmado, por lo que cualquier vehículo podría circular por ahí sin mayores inconvenientes. Desde Huaraz, considerando las paradas obligadas en Patococha, Pumashimi y para ver las Puyas, considera unas 2 horas y media, quizá un poco más (depende que ritmo vayas).
      Aguas termales podrás encontrar cerca de Huaraz, los baños de Monterrey y un poco más al norte los baños de Chancos.
      Buen viaje!

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